domingo, 2 de agosto de 2009

Texto Dadá: Las tijeras rotas y asesinas hahahahahahaaaaaaaaa.


Hace casi un mes o un poquitín más, escribí, estando en compañía de mis queridos "rumis" montrealeses, un pequeño texto en técnica dadá, o de escritura automática, dejando que los primeros pensamientos que me venían a la mente fluyeran en las palabras y frases que se iban hilando. Pues ahí lo dejo pa que lo... ajá.

Las tijeras rotas y asesinas hahahahahahaaaaaaaaa.

Esta es la historia de una famosa persona. Todos la conocen con el apodo de chona, todos la conocen con el apodo de chona… mmmjemjem. Digo, este, no. La cosa está en que… el tío del cuñado, de mi no muy mejor amigo le contaron que… un hombre vivió durante cinco años en Vallery Anderson, un poblado a 36 minutos de Saskatoon, la capital de Sastkachewan en Canadá, que tenía una no muy espléndida familia conformada por la abuela Cleotilde, la tía frasuu, la esposa Maty y los tres pequeños hijos: Fany de 12, Eric de 9 y Sam de 6 años.

Era un día no muy caluroso del mes de  agosto en el que la mayoría de la gente salía a la carretera a vender las pitayas que recolectaban por las mañanas. Sudenly, un bato con apariencia de cholo fufurufo llegó preguntando por tunas rojas.

-oiga miss, tiene tunas rojas

-uuuuuuyy no señor, namás tengo pitayas, pero pues, están más buenas. Mire pruebe unas y ya me dice que tal se le hacen, ándele pruébelas, le van a gustar.

-íjoles doña (diciéndole a la abuela Cleo) pues esque yo quería tunas rojas y no putayas

-pitayas mijo, pitayas.

-pos esoooo.

-ándale pruébalas, te van a gustar.

El bato cholo fufurufu se atrevió y le aceptó una pitaya pelada. La tomó entre sus manos y la comió poco a poco. Se comenzó a sentir mareado y sin razón alguna, le dio el patatus.

La abuela cleo, que en ese momento se encontraba a solas, ya que su pareja de ventas, la tía frasuu, estaba en ese preciso momento en el baño, tratando de ocultar sus peñascosas arrugas faciales con maquillaje.

Entonces, la abuela cleo que se quita la disque piel de la cara, y ándale que traía una máscara oculta. Siempre fue una súper farsante que toda la vida engañó a todos en la comarca.

Reveló su identidad secretísima y comenzó a quitarle la piel al bato cholo fufurufu que además era negro, con un garfio que tenía guardado debajo de su falda. Y tómala que lo empieza a destazar con mucho cuidado para que no le fuera saturar la memoria con recuerdos vagos de la intuición aguda de la psiquis que rastrea el énfasis del augurio barato de la recolección directa de infinidad de atracos atroces por la cantidad innumerable de acontecimientos desenraizados en la nada que todo lo atraviesa y lo deja abandonado hacia el infinito y horizonte intenso.

Es así como la nada abuela cleo, deja ver lo maravillosamente extrovertida y rara mal pedo llegó a ser. Después, hacía pozole con la carne de las víctimas y máscaras y pelucas para cambiar su identidad cada cuando. 

FIN

La imagen de arriba es una foto de Robert Doisneau, me gusta mucho.